16 octubre 2008

Sobre el arte

X era pintora y tenía dos hijos. Como vivía en una casa antigua aprovechó el pasillo para exponer sus lienzos; los fue colgando en fila a la altura de los ojos. Al tiempo, los niños alcanzaron esa edad en la que uno considera la gravedad un enemigo batible: se aficionaron a hacer el pino. Comenzaron a practicarlo apoyando la cabeza sobre una almohada, pero enseguida aprendieron a hacerlo con las manos; cada intento exitoso suponía un cuadro en el suelo, un cristal craquelado, un marco descascarillado. Una mañana, X sacó la caja de herramientas y subió los lienzos cuarenta centímetros. Poco duró la calma: entre el estirón y el impulso vital los hijos de X ampliaron su radio de acción; más cuadros causaron baja.

Los amigos de X son intelectuales y pertenecen a una corriente llamada «El inconformismo distinto». Esta tarde se han asombrado ante esa larga línea de cuadros expuesta en lo alto, justo en la linde entre techo y pared. Al llegar a casa han hecho lo propio, para crear tendencia.

L A M I C R O S C O P I S T A ©

1 comentario:

Retroclásica dijo...

Abajo con esa tendencia; qué va a ser de mí, que mido uno-cincuenta.