23 octubre 2008

Teoría 312

A P se le rompió un vaso mientras lo estaba fregando. Cuando se quiso dar cuenta tenía la palma llena de cristalitos. Con una pinza fue quitándose aquellos detectables a simple vista pero, al cabo de un rato, sintió que le seguían molestando. Fue a por su lupa de filatélico, la fijó en un soporte y, con un poco de paciencia, dio con varios cristales que se extrajo al instante. Sin embargo, P se despertó de madrugada: el dolor persistía. Volvió a escrutarse los pliegues interdigitales, la línea de la vida. Nada. A la mañana siguiente llamó a su psicólogo y le explicó, tengo un cristal invisible. Q le dijo vente a mi consulta, le miró la mano, le hizo cuatro preguntas y concluyó, lo que te duele no es un cristal. P volvió a escrutarse los pliegues interdigitales, la línea de la vida. Nada.

L A M I C R O S C O P I S T A ©

2 comentarios:

Guardagujas dijo...

¿Y Q no dijo, si no era un cristal, qué demonios es? Porque mira que me he comprado una lupa de mayor aumento y en la línea de la vida sigo sin encontrarme nada...

Gracias por escribir.

La microscopista® dijo...

Omití la continuación del relato por no hacerlo demasiado largo. Q acudió a un amigo que tiene un microscopio. Seguiré informando.