09 julio 2008

La catarsis de Q

La reorganización psíquica de Q se produce cuando tiende la ropa. Es entonces cuando va encajando entre sus recuerdos las veces que se ha enamorado a lo largo del día, las palabras- gatillo que ha capturado, esos zapatos que se han arrimado a los suyos, el roce de unos gemelos sobre una mesa de despacho.

Si ha tenido un día metódico, Q va separando la colada por colores y tiende en una cuerda la ropa negra y en otra la blanca. En el peor de los casos, llega incluso a diseñar una secuencia matemática del tipo x-x-y, donde x=calcetín e y=otra prenda, de forma que la secuencia le queda calcetín-calcetín-camisa, calcetín-calcetín-braga, calcetín-calcetín-pantalón (por motivos sentimentales, Q siempre pone los calcetines de dos en dos). Pero si el día ha sido creativo Q sigue desvariando con la colada; tiende una camisa prendida de cada manga entre dos cuerdas contiguas (no hay paloma que se arrime) o las sábanas formando un isósceles, como si un velero le esperase atracado en el patio.

A veces a Q se le resbala una pinza que se precipita al hueco del patio. Ahí se detiene todo. Entonces recuerda que hoy no ha escrito nada, que no ha robado ninguna pestaña de otra mejilla o que esos zapatos absurdos siempre le llevan a Roma. Invadida por el no-tiempo, Q va visualizando la pinza según cae del cuarto al tercero, del tercero al segundo, del segundo al primero hasta quebrarse contra el cemento. Recobra la conciencia cuando oye el chasquido mortal, el quejido último de una pinza escindiéndose en madera-alambre-madera. Con la muerte de la pinza Q recupera la vida y cierra la ventana, dentro hace más fresco.


L A M I C R O S C O P I S T A ©

3 comentarios:

Guardagujas dijo...

Cuando te digan que soy fan tuya, créetelo.


Quardagujas

Retroclásica dijo...

Me pregunto qué pensaría Q si un calcetín decidiera saltar en busca de la pinza precipitada.

La microscopista® dijo...

Guardagujas, soy fan de los costureros, igual somos familia.
Fanny, impresionante ese rescate (¿o era un suicidio?). No me atrevo a mirar al fondo del patio.