07 julio 2009

La historia esquiva

Hace años D había leido un libro a medias. Me explico. Debido a un error de imprenta las páginas impares aparecían en blanco, algo así como hacerle una foto fija a un meandro: la mitad se te queda fuera de objetivo. Lejos de parecerle un disparate, D asumió el reto de recomponer las líneas ausentes con su imaginación. El experimento le encantó, pero también le trajo un punto de remordimiento, ¿quién era ella para redefinir el destino de aquellos personajes? Total, que cuando cumplió 42 años recuperó este recuerdo y se preguntó, dónde quedará esa media historia que me perdí. Acudió a su librero y le dio las pistas de rigor; título, autor y olor de las páginas. Con estas señas no hay duda, le respondió W mientras alcanzaba un tomo del estante más alto. D salió con el alma en vilo; se sentó en un café y fue ocultando con cuartillas las páginas pares para comprobar si el destino escrito coincide con el que uno dibuja sobre la marcha.

L A M I C R O S C O P I S T A ©

4 comentarios:

Oli dijo...

Qué gran hemiasomatognosia editorial.


OLI I7O

bless

Andrés dijo...

Ah, ¡qué impresión! Tengo la misma edición de "La tía Julia". Qué bien que estés de vuelta, un abrazo, AM

La microscopista® dijo...

Nunca me fui, de vez en cuando se me bloquea el magín y me pregunto si ya no se me ocurrirán más historias. O al menos una historia más real en la que monte una granja de ovejas y no tenga otra cosa que hacer que esquilar y escribir...

Andrés dijo...

Es bueno saberlo (que no te fuiste). Saludos, AM