26 junio 2009

Imparable

Tuvo que encender las luces para confirmarlo. ¿Quién había puesto una reja en la ventana de su dormitorio? Estirándose el pijama, Ch se acercó y tiró de los barrotes; demasiado firmes para ser una broma. Guardaba una sierra en la despensa, pero no pudo entrar a la cocina: alguien había condenado la puerta. Caramba, se dijo Ch mientras insistía adelante-atrás con el picaporte. Optó entonces por el baño; con los nervios le habían entrado ganas de orinar. Aquello fue la debacle. Ni inodoro, ni espejo, ni siquiera bañera. Un agujero en el suelo por todo consuelo. En un segundo de lucidez, Ch recordó los cubatas, la discusión y una navaja imparable y, al bajarse la bragueta, vio una bola de plomo atada a su tobillo.

L A M I C R O S C O P I S T A ©

3 comentarios:

Andrés dijo...

¡Pobre Chema! No sabía que reja, agujero, y bola de plomo los había colocado él mismo en su vida a lo largo de tanto tiempo. Un abrazo Julia, y espero que siga todo en orden (al menos, las llaves saben dónde están: junto al libro de Conrad)

Oli dijo...

Imagino que no se despertaría abrazado a su compañero de piso...


OLI I7O

Retroclásica dijo...

Ay, que cuando te vuelves kafkiana sufro "bucho"...