30 mayo 2008

Lo bueno de lo malo

Anticipar lo negativo nos impide ver lo positivo. Pero para eso, primero necesitamos distinguir lo bueno de lo malo.

B siempre quiso fumar. Habanos, pipa, cigarrillos, lo que fuera. Pero sabía que este vicio le supondría, más allá de las servidumbres conocidas, una condena distinta. Porque, si algo temía B, eso era el fuego. A B le horrorizaba que, en el momento en que alguien le acercase solícitamente un mechero, la llama le alcanzase la solapa y le llegase, tras una sucesión de reacciones, al alma. Y en opinión de B no hay cosa más estúpida que perecer en un acto amable.

Postdata: R, el mejor amigo de B, falleció de cáncer de pulmón este mes de abril. A pesar de ello, B sigue añorando el tabaco y detestando esta fobia que le protege de morir carbonizado.

L A M I C R O S C O P I S T A ©


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