27 mayo 2008

El mundo de las unidades

Saber que una escala nos sobrevivirá tiene algo de fascinante. El orden nos ayuda a asentar lo que no entendemos y, confiamos, ingenuos, en que será ese mismo orden el que alivie las incertidumbres de los que nos sucedan.

La única secuela que le quedó a C de su déficit neuronal fue una pequeña distorsión de escala. Cuando hablaba de sus dos hijos o de sus tres novelas se refería en realidad a sus dos hermanos o a sus tres libros de cuentos. Es decir, no tenía problema alguno con las cifras, pero sí con las unidades empleadas. Por eso su novio se acostumbró a quedar con ella el día siete a las siete, o el diecinueve en la calle 19, de forma que no hubiera lugar a malentendidos.

Lástima que ayer C calculara que, apurándose, con un minuto le bastaría para cruzar la avenida. Error de escala. Al cabo de un segundo una furgoneta la había lanzado a un mundo en el que las unidades, de haberlas, no servirían para nada.

L A M I C R O S C O P I S T A ©

No hay comentarios: