J se encontró con un papelito doblado en el corazón del libro. Ayúdame, por favor. Firmado Q. Fue a la biblioteca y le pidió al encargado, necesito los nombres de las personas que han recibido en préstamo esta novela. Al principio se negó, no estoy autorizado. Al conocer el motivo accedió. La lista era breve; B, C y D. Ningún Q entre los lectores de aquella historia. Contrariada, J volvió a casa y continuó indagando, ¿quién me pide auxilio? Seguiré leyendo. En la página 63 vino la primera pista: Q irrumpía como amor tardío de la protagonista; meses después permanecía en coma en un hospital; imposible volver a la vida. (En la 72, ella le juraba compañía eterna). Decidida, J cerró el bolso y se encaminó al Clínico; Q ocupaba, en la planta de cuidados intensivos, la habitación número 13.
L A M I C R O S C O P I S T A ©
5 comentarios:
:-)
:-)
Ah, dos sonrisas seguidas.
En este caso está claro: fue primero la literatura, luego la realidad.
:-)
(No podía yo ser menos que Anónimo y AM).
Publicar un comentario