02 noviembre 2008

N el omnipotente

Ah. Porque N era sociólogo y un fanático de los experimentos. Por ejemplo. Solía ir a la cocina, donde abría el armario y sacaba el bote de sacarina. Le quitaba la tapa y, sobre la encimera, zas, lo volteaba para observar el desenlace de las pastillas: cada vez caían formando un dibujo distinto. Por lo general acababan en un solo montículo, unas encima de otras. Reacción. Un puñetazo de N y se extendían en una mancha plana, anodina. La sentencia era clara: vuelta al envase. Pero ah. En otras ocasiones una pastilla quedaba apartada de la plebe. Reacción. Con un mondadientes N la iba arrimando hasta unirla al montón. Tres-dos-uno... ESTRUENDO. Si cuando daba el puñetazo la pastilla insistía en permanecer separada, N la indultaba metiéndola en lo que él llamaba el frasco de la indulgencia.

L A M I C R O S C O P I S T A ©

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