03 julio 2008

Manuscritos de otro

P desplaza discretamente una lata de bonito y esconde detrás un papel doblado en cuatro. Después vuelve a colocar la lata en su sitio y se aleja empujando el carro. Hace años que P se propuso ir ocultando, en los estantes del supermercado, mensajes sobre sí mismo. «V me ha acariciado la nuca», «esta mañana mi almohada olía a espliego» o «he encontrado la pareja de un cordón desparejado». Cuando sea viejo P rebuscará entre las estanterías hasta dar con todos los mensajes; compondrá un rompecabezas gigante que encolará y enmarcará. Ahí descubrirá que la vida que ha dejado escrita no es la que ha vivido, sino la que le habría gustado vivir.

L A M I C R O S C O P I S T A ©

1 comentario:

Retroclásica dijo...

Yo hacía algo parecido en las tiendas de discos; me bastaban los títulos de las canciones.